Globetrotter de La Paternal

Ya habíamos recorrido la casa, nos había fascinado y estábamos dispuestos a darle una seña al hombre de la inmobiliaria. Él nos dijo que, por cuestiones de seguridad, no aceptaba efectivo durante las guardias, nos dio una tarjeta suya, que la sacó del DNI, donde también guardaba fotos carnet de sus nietos y un escudo de Argentinos. Más tarde, mientras discutíamos el precio de la casa, apoyó sobre la mesa un llavero con un bichito colorado. '¿Usted es de Argentinos?', le pregunté. 'Sí, ¿por?', me preguntó él. 'Porque yo también', mentí. Era necesario generar empatía con ese hombre, que tenía la llave de donde quería vivir, así que no dudé en aferrarme a la primera esperanza que se me cruzó en el camino. 'No te creo, los de Argentinos nos conocemos todos', me desafió. Repasé las últimas noticias del club, inclusive el regreso de Fernando Redondo al equipo de retirados y me gané su confianza. En la planilla de la inmobiliaria me anotó como 'José Bicho' y quedamos en vernos el lunes a primera hora, para formalizar nuestra propuesta

Lo último que hice el domingo antes de dormirme fue ver el resumen del partido de Argentinos. El lunes fuimos lo más temprano que pudimos a la inmobiliaria para señar la casa. Nos comentó que hubo otra pareja interesada en la casa y que había intentado hacer una oferta, pero él cumplió con su palabra de darnos prioridad porque lo habíamos charlado antes y porque teníamos una 'afinidad deportiva'. La mentira había surtido efecto y, en honor a ella, tuvimos en el patio, durante varios meses, un banderín de Argentinos que nos regaló Herno, otro hincha del Bicho. Hoy esta casa celebra el nuevo título de Argentinos y mañana pienso llamar a este señor a su inmobiliaria para felicitarlo