domingo, 17 de julio de 2011

Otra derrota

No alcanza con juntar buenos jugadores (Di María, Kun, Higuaín, Pastore lo son) con el mejor. Hace falta encontrar una manera de jugar, generar hábitos en el equipo, tener una identidad, saber a qué se juega, cómo se ataca y, más importante, cómo se defiende. Desde que se fue Bielsa que tenemos seleccionadores que se dedican a elegir jugadores y ponerlos en la cancha a la espera de que se iluminen, a que Messi haga algo parecido a lo que hace en el Barcelona. Claro que ahí todo movimiento que hace está acompañado de una armonía colectiva, se achican espacios hacia adelante, los laterales tienen vocación ofensiva, los delanteros bajan a ayudar, los volantes tocan y rotan, todos, menos Busquets y los centrales, llegan al gol.

En Argentina no hay sincronización de ningún tipo. Sin identidad colectiva no aparece la garra en los momentos clave. La pifia de Tevez estaba cantadísima. Salvo Román, nunca había visto un jugador tan manipulador como él. En medio de la Copa dijo que quería jugar de 9 y no de 11, se abusa de su llegada en los medios y en la gente. Ya no compro su carisma. Si él no está convencido, que no juegue. En cualquier disciplina creativa, la mecanización de movimientos permite que la inspiración aparezca. No es el caso de la Selección, que siempre pierde, no sabe a qué juega y lo mira a Messi como diciendo "copate con una jugadita y salvanos".

2 comentarios:

AC dijo...

Coincido. Sólo cambiaría que para mí todo esto pasa desde que se fue Pekerman. El mundial 2006 mostro una muy buena cara, y Pekerman tuvo la convicción de no meter a Messi porque tenía un equipo armado (No se si yo no lo hubiera puesto, pero por lo menos al no ponerlo demostró que no le afectaba la demagogia que hoy nos domina).

jose dijo...

Acuerdo con la demagogia. A full. Lo pensaba hace un rato, en la clase de alemán. El Checho pone a todos juntos para que ninguno se enoje (Messi, Tevez, Kun, Higuain) pero nadie sabe a qué juega.

A la distancia, al planteo de Pekerman lo veo medio avaro. Si Román no andaba, no había juego. Lo marcaron bien y nos quedamos arafue.